21 mar 2008

Mi Castillo

De pequeña mi Semana Santa no olía a incienso, olía a aventura.
Cada año como si fuese una tradición me iba de excursión al Castillo de Loarre con mis padres y mi hermana. Lo mejor era la noche anterior, parecíamos una familia de serie americana donde todo es maravilloso y son asquerosamente felices. Os parecerá una tontería pero para mí ir a Loarre era una súper aventura.

Allí, subiendo por todas sus escaleras, investigando sus calabozos y descubriendo el vértigo desde sus almenas me sentía plenamente feliz. Soñaba con vivir en la Edad Media, ser un gran guerrero que dominase la espada y enamorase a las doncellas con sus palabras.
Siempre imaginaba algún enemigo alado que escupía fuego por la boca... Dicen que los niños sueñan con ser veterinarios o maestros...yo sólo quería mi espada para retar al mismísimo Rey Arturo.
Vamos que lo flipaba un montón...

Y luego venía el descanso del guerrero, parada en Ayerbe para comprar tortas de azúcar...qué ricas!!! Nunca llegaban a Zaragoza, nos comíamos todas de camino a casa...
Ya en la cama soñaba con mi castillo, mis espadas y dragones...y con volver todos juntos al año siguiente...

Mi Semana Santa olía a aventura... ¿y la tuya?

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